¡Buenos días, tardes o noches!
Debido a que su padre, Ge’nemon Tsushima,
gozaba de buena reputación como terrateniente y había ascendido en la escala
social, su familia se convirtió en una de las más respetadas de la región en la
que vivían. Sin embargo, Tane, su madre, tras pasar por 11 embarazos aproximadamente, desarrolló
una salud débil y no pudo ocuparse de la crianza de todos sus hijos. Ge’nemon
también estuvo ausente ya que el trabajo de terrateniente lo mantenía ocupado,
y esto hizo que Shuji y la mitad de sus hermanos tuvieran que ser criados por
los sirvientes.
Por aquel entonces, uno de sus hermanos mayores, Benji Tsushima, se estaba alzando en el mundo político. Un día, en medio de una reunión secreta del partido, Dazai terminó siendo arrestado, de nuevo, y se vio obligado por su familia a decidir entre continuar en el partido comunista y ser puesto en libertad. Dazai eligió ser libre, por lo que toda su actividad política desapareció gracias a los contactos que tenía su padre. Al final prometió no volver a involucrarse en la política.
Hoy la inspiración y las ganas de escribir me han llegado, así que procederé a contar en este blog la biografía -o mejor dicho, la turbulenta vida- de uno de mis escritores favoritos: Osamu Dazai.
¿Quién fue?
Osamu Dazai fue uno de los escritores del siglo XX más apreciados en
Japón. Nació en Aomori en 1909 bajo el nombre Shuji Tsushima, siendo el
sexto hijo de una familia acomodada.

Desde pequeño, Tsushima había mostrado mucho interés por la literatura, así que los libros le
sirvieron como un medio de escape para alejarse de sus conflictos tanto
internos como familiares. Tras finalizar secundaria en 1927, con 21 años se
matriculó en la Universidad de Hirosaki e ingresó en el departamento de Lengua
y Literatura Japonesa. Allí publicó una revista en donde había colaborado con
sus amigos y posteriormente se convirtió en un miembro del equipo periodístico
del centro. También publicó su primera obra dirigida al público infantil
titulada “Aware Ka”, que significa “Pobre Mosquito”. Puede decirse que este fue
su comienzo como escritor novato.
No obstante, en
ese mismo año, Shuji se enteró de que el escritor Ryunosuke Akutagawa, su mayor
ídolo y casi amigo, se había suicidado y su carrera comenzó a decaer. Durante esta
etapa se volvió alcohólico, lidió solo con su depresión, derrochó el dinero en
prostitutas, descuidó su salud y acabó adentrándose en el marxismo, un
movimiento político que había sido estrictamente prohibido por el Gobierno
japonés en aquella época. Como consecuencia de esto último, fue arrestado y
torturado por el régimen militar para que corrigiera su nueva ideología. Este cruel
acontecimiento, sumando las graves discusiones que tenía con su padre, le
incitó a cometer suicidio, pero como no tuvo éxito decidió retomar sus estudios
y se graduó en 1930. Entró en el departamento de Lengua y Literatura Francesa
en la famosa Universidad de Tokio, fracasó y entonces dejó sus estudios.
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Hatsuyo Oyama |
Meses después
se escapó de su casa con una geisha de bajo rango llamada Hatsuyo Oyama, por lo
que fue expulsado de la familia. Sus padres no volvieron a contactar con él
pasada una semana cuando Shuji conoció a una camarera de 19 años, ambos hartos de la vida,
e intentaron suicidarse arrojándose al mar. Solo él sobrevivió al ser rescatado
por un barco de pesca y fue readmitido en su familia. Hay que destacar que fue
acusado por homicidio, mas su padre movió hilos y la policía abandonó la
investigación. En 1932 se casó con Hatsuyo y al poco tiempo se hizo llamar Osamu Dazai.
Se unió al Partido Comunista de Japón, el cual trabajaba por obtener la democracia, la independencia nacional, la paz y una mejoría en el nivel de vida. Este partido radical, al igual que muchos otros, fue prohibido en todo Japón durante años.
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(Partido Comunista de Japón, Nihon Kyōsan-tō) |
Por aquel entonces, uno de sus hermanos mayores, Benji Tsushima, se estaba alzando en el mundo político. Un día, en medio de una reunión secreta del partido, Dazai terminó siendo arrestado, de nuevo, y se vio obligado por su familia a decidir entre continuar en el partido comunista y ser puesto en libertad. Dazai eligió ser libre, por lo que toda su actividad política desapareció gracias a los contactos que tenía su padre. Al final prometió no volver a involucrarse en la política.
Empezó a
publicar y escribir nuevas novelas bajo su nuevo nombre y apellido, teniendo un
éxito rotundo que le condujo a ser nominado al premio Akutagawa dos años
consecutivos. Pero (porque con Dazai siempre hubo un "pero") todavía estaba mentalmente inestable, así que volvió a
intentar suicidarse al hacerse adicto a la morfina después de varios tratamientos
de rehabilitación por su apendicitis, razón por la cual no pudo alistarse en el
ejército. En octubre de 1936 fue trasladado a una institución mental y durante
su tratamiento, que duró alrededor de un mes, su mujer lo engañó con su mejor
amigo. Cuando Dazai se enteró, intentó cometer doble suicidio con su propia
esposa tomando pastillas, pero ninguno de los dos consiguió morir y se
divorciaron.
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Michiko Ishihara |
En 1939 se
casó con Michiko Ishihara, que ejercía como maestra de secundaria. Con ella
tuvo tres hijos y vivió su época literaria de mayor madurez hasta 1940. Durante
ese periodo Dazai escribió numerosas novelas e historias cortas de carácter
autobiográficas. Entre ellas se encuentran Dōke no Hana (“Flores de la bufonería”), Kyokō no Haru
(“Falsa primavera”) y Joseito (“Colegiala”).
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Dazai y su familia |
ÉPOCA "BURAIHA"
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Sakunosuke Oda, Odasaku |
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Ango Sakaguchi |
Al finalizar
la Segunda Guerra Mundial en 1945, Dazai, Sakunosuke Oda y Ango Sakaguchi
crearon su propia Buraiha, un grupo de escritores disolutos que expresaron su
falta de objetivos y crisis de identidad en sus relatos, cuentos o críticas a
la sociedad. Buraiha se traduce como “Escuela de la irresponsabilidad y la
decadencia”, así que el término les quedó como anillo en el dedo. Hubo más
grupos de Buraiha, pero este es el más conocido en el mundo de la literatura
japonesa. Los personajes principales en sus obras eran antihéroes que simplemente
iban sin rumbo por la vida, como ellos. El grupo fue disuelto tras la muerte
de Oda y esto hizo que Dazai escribiera una apología culpando a la sociedad,
en especial a los críticos, de la muerte repentina de su amigo. Que, por cierto, no fue un misterio: Oda murió a causa de una hemorragia pulmonar.
También
publicó las novelas El ocaso en 1947, e Indigno de ser
humano en 1948, que fueron las que realmente lo convirtieron en una
celebridad y las cuales, en la actualidad, tienen un gran peso en el mundo de
la literatura. Ambas novelas están basadas en su propia experiencia y pueden
clasificarse dentro del estilo del watakushi shosetsu, que
significa «novela del yo», un género literario de la época del naturalismo del
Periodo Taisho. Se caracteriza por el empleo de la primera persona para narrar
historias y anécdotas insignificantes pero de fuerte contenido autobiográfico.
Fue un género que también se utilizó para exponer el lado oscuro de la sociedad
japonesa o incluso la propia vida del autor. Dazai normalmente escribía con voz
masculina, algo que no ocurre en estas novelas del yo, donde son mujeres las
que narran la historia.
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Tomie Yamazaki |
Pese a su popularidad
como escritor, él regresó a su más desastroso hábito: el alcoholismo, y su
salud fue deteriorándose rápidamente. Entonces, sin saber qué rumbo tomar en su
vida, abandonó a su mujer y a sus tres hijos para irse con una fan, Tomie
Yamazaki, quien había perdido a su marido durante la guerra.
El 13 de junio
de 1948, Dazai por fin tuvo éxito en sus planes suicidas y se ahogó con ella en
las aguas del canal de Tama, dejando atrás un total de veinticuatro libros y manuscritos.
El cuerpo del escritor y el de la mujer fueron encontrados el día 19. Curiosamente,
ese día Dazai habría cumplido 39 años.
La tumba de
Osamu Dazai se halla actualmente en el templo de Zenrin-ji, en Mitaka, una
ciudad de Tokio, y quienes lo visitan suelen ofrecerle flores, cigarrillos e
incluso botellas de sake (una bebida alcohólica).
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Ahora
resumiré muy brevemente de qué tratan tres de sus libros más conocidos según una encuesta que realicé hace tiempo, cuyos participantes fueron lectores japoneses.
El
primero tiene como título “Colegiala”. Es una recopilación de relatos que
narran diferentes historias desde el punto de vista de una mujer: la vergüenza,
el amor, la infidelidad, la incomprensión ante la muerte de un ser querido, la
felicidad extrema o, simplemente, los pensamientos que pasan por la cabeza de
una adolescente de posguerra.
Las dos
últimas novelas finalizadas de Dazai fueron “El ocaso”, que narra la historia
de Kazuko, una mujer joven de familia aristócrata y de su hermano Naoji, que
después de la Segunda Guerra Mundial buscan refugio en la vida bohemia. Y por
último, pero no menos importante, “Indigno de ser humano”, en
donde Dazai incorporó numerosos episodios de su agitada vida. Narra en
primera persona el progresivo declive de Yozo como ser humano, de ahí el
título, que es repudiado por su familia tras un intento de suicidio,
malviviendo como dibujante de historietas y subsistiendo gracias a las mujeres
que se enamoran de él pese a su adicción al alcohol o incluso a la misma muerte.
Como ven, es un breve resumen de la vida de Dazai, visiblemente cambiando varios
detalles.
Ahora haré un pequeño comentario sobre lo que sus obras me han transmitido.
Bajo mi punto de vista, Dazai era un
escritor que plasmaba sus pensamientos y emociones de la manera más directa
posible. Muchas de sus novelas son, de hecho, una autobiografía narrada desde
un punto de vista pesimista y de una manera dura, pero que a la vez atrae de lo
reales que pueden llegar a ser. Por ejemplo, los personajes. He llegado a
compararlo con Dostoievski (Dazai también es conocido como el "Dostoievski japonés") debido
a que ambos hacían reales a los personajes. ¿Cómo lo explico? Es como si en vez de ficción
estuvieras leyendo un diario, como si ese personaje hubiera existido alguna vez
y escrito la novela. Es lógico que dé esa impresión ya que la mayoría de sus
obras se tratan de una autobiografía, pero también sucede con otras que no
pertenecen al watakushi shosetsu. Dazai
creó distintos personajes basándose en su vida, sus pensamientos, su
personalidad e incluso los sacó de sus peores traumas y miedos.
Veo muchos de
los relatos o novelas de Dazai como un profundo análisis de cómo él mismo veía
a los seres humanos, los cuales no comprendía. Si bien los personajes que creó,
como Yozo siendo su alter-ego en "Indigno de ser humano", estaban rotos por
dentro, cada uno de ellos buscó el amor incluso donde no había, especialmente
los personajes femeninos.
En mi opinión, siempre me ha
dado la impresión de que Dazai buscó una manera menos miserable de vivir y de
morir.
En
conclusión, Osamu Dazai fue un increíble escritor de la literatura japonesa cuyas
obras, hoy en día, ejercen una grande fascinación en los jóvenes lectores y se
espera que también consiga impactar a las siguientes generaciones y que sus
palabras no caigan en el olvido.
Aquí dejaré un par de fragmentos extensos de "Indigno de ser humano" que consideré como los más importantes para hacerse una idea de cómo este escritor se sentía:
«Mi vida ha estado llena de vergüenza. La verdad es que no tengo la más remota idea de lo que es vivir como un ser humano. Como nací en provincias, en Tohoku, la primera vez que vi un tren ya era bastante mayor. Me dediqué a subir y bajar, una y otra vez, el puente elevado de la estación, sin que se me ocurriera que lo habían construido para cruzar las vías; me parecía que su función era dotar a la estación de un lugar de diversión de tipo occidental. Eso pensé durante mucho tiempo. Me lo pasaba estupendamente subiendo y bajando el puente, que era para mí una diversión de lo más elegante y el mejor servicio que ofrecía la compañía de ferrocarriles. Cuando me enteré de que no era más que un medio para que los viajeros cruzaran al otro lado, mi interés se desvaneció. […]
Podría decirse que todavía no he comprendido lo que mantiene vivo al ser humano. Por lo que parece, mi concepto de la felicidad está en completo desacuerdo con el del resto de las personas […]. Me pregunto si soy feliz. Desde pequeño me han dicho muchas veces que soy afortunado; pero mis recuerdos son de haber vivido en el infierno. Esos que me tildaron de dichoso, al contrario, parecen haber sido incomparablemente más felices que yo. [...] Cuanto más pienso, menos entiendo. Me persigue la inquietud y el miedo de sentirme diferente a todos. Casi no puedo conversar con los que me rodean. No sé qué decir, ni cómo decirlo.
Así es cómo se me ocurrieron las bufonadas. Era mi última posibilidad de ganarme el afecto de las personas. Pese a que temía tanto a la gente, al parecer era incapaz de renunciar a ella. Y esas bufonadas fueron la única línea que me unía a los demás. Mientras que en la superficie mostraba siempre un rostro sonriente, por dentro mantenía una lucha desesperada, que no daba fruto más que en el uno por mil, para ofrecer ese agasajo.»
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